Las empresas constructoras españolas demandan técnicos que elaboren programas de trabajos y memorias con un grado de especialización sumamente elevado. Pero, ¿qué tipo de especialización se exige?; ¿el conocimiento puramente técnico del elemento objeto de licitación?Yya sea una presa, un edificio, una carretera, un puerto o una línea de metro, ¿o el de la presentación sensu stricto, entendiendo ésta como el desarrollo de todo aquello que solicita el pliego en su parte técnica?. La cantidad de organismos existentes y por consiguiente la variedad en los pliegos o bases concursales (máxime si introducimos las ofertas internacionales), exige unos niveles de conocimiento en ambos casos de gran cualificación sin olvidar el envoltorio que no deja de ser importante. Estos conceptos pueden aunarse mediante las explotadas siglas BBB (bueno, bonito y barato). Bueno técnicamente, Bonito; la presentación sin duda ha de entrar por los ojos, y Barato; más si cabe en los tiempos que corren con las bajas actuales (si nos ceñimos al nacional).

¿Tienen las empresas constructoras técnicos especialistas capaces de llevar a cabo al menos las dos primeras de las tres B, añadiendo el factor “tiempo record”? mi respuesta es sí. Como es lógico, en muchos casos estos profesionales han ido especializándose (algunas veces por inercia) en un tipo concreto de obra, principalmente en aquellas empresas donde se dispone de más personal para ello, pero se encuentran e incluso para obras más contenidas desarrollan la parte económica.

Cuando ese trabajo es subcontratado por parte del ofertante, la exigencia es mayor, dado que se da por supuesto que se tienen los conocimientos adecuados para afrontar dicho grado de especialización técnica. Estas ingenierías o consultoras no son muchas veces, empresas especializadas en un determinado tipo de obras o proyectos. Son expertos en la elaboración de Documentaciones Técnicas, profesionales del “Sobre B”, capaces de planificar un canal, un tramo de alta velocidad, una ETAP o la pista de un aeropuerto. Tanto en los departamentos de estudios en las empresas constructoras, como en las consultoras e ingenierías que subcontratan éstas, existen verdaderos “todo terreno”, cuyo Know how personal no está basado en el conocimiento puro de un procedimiento constructivo sino más bien en la puesta en valor de crear una presentación técnica que demuestre ante el Organismo o la Propiedad el gran conocimiento que se tiene del proyecto a licitar y la forma más óptima de llevarlo a cabo en plazo y calidad.

El cliente (central y delegación o zona si es el caso), junto con la consultora desmenuzan el pliego de forma conjunta, para llevar a cabo la mejor interpretación posible de las exigencias del mismo y posiblemente es el segundo quien a priori, debe aportar los conocimientos técnicos más apropiados, recurriendo a los recursos internos del cliente cuando el grado de especialización técnica lo requiera.

En las licitaciones internacionales todo se complica como consecuencia de la cantidad de recursos que se aplica para el estudio de una obra donde el Project Management tiene cabida, ofertas comúnmente de gran importe, más extensas en plazo, con aplazamientos habituales y socios locales con una idiosincrasia diferente a la que se está acostumbrado, (reflexión prevista para otro momento).

La puesta en valor de estos profesionales para obtener un grado de competencia técnica laboral elevado cumpliendo el querer hacer, saber hacer y saber ser que define este término tiene que ser alta, con el fin de permitir su óptimo aprovechamiento pero sin olvidar el apoyo que precisará y el trabajo en conjunto para llevar la oferta a buen término.

Cuando se requieren profesionales expertos en documentaciones técnicas como en toda profesión se deben observar los siguientes elementos:

  • Aptitudes: el técnico debe poder llevar a cabo la tarea o actividad asociada a dicha competencia. Encontrarse en buen estado físico y mentalmente capacitado.
  • Conocimientos: es el saber técnico, específico en este caso, que se requiere para llevar a cabo la documentación técnica (uso de las herramientas adecuadas como los programas informáticos, los idiomas o lecciones aprendidas de otras disciplinas como la experiencia en obra).
  • Actitudes: es el querer hacer con calidad y buena disposición aquello que la documentación técnica requiere. Intentar superar y mejorar trabajos anteriores.
  • Habilidad: es el saber-hacer, es el resultado que se obtiene con todo lo anterior cuando se lleva a cabo esta actividad conforme a los mayores estándares de desempeño. Si el profesional puede y sabe pero no quiere, es posible que lo haga pero no lo desempeñará con la habilidad o competencia suficiente o deseada.

Cuando se requieren técnicos lo que se busca es experiencia, formación cualificada, aptitudes, destrezas así como aquello que avale que esta persona conoce y sabe lo que es necesario para realizar esta parte de la oferta desempeñándola correctamente, es decir, se busca una persona competente para cubrir esa necesidad de capacidad profesional. Es obvio que si una persona puede y quiere pero no sabe, es complicado que desarrolle la habilidad mientras no adquiera el conocimiento que requiere el llegar a saber hacer y esto en el caso de las documentaciones se adquiere tras realizar muchos programas de trabajo, planos, mediciones y procesos.